jueves, abril 07, 2005

La bonita página/ Hoy: Licantropía

cuando sale la luna

Leyendo el magistral Licantropía de Jorge Fondebrider me topé con esta bonita página aplicable porque no a cualquier caso de la vida diaria.

(...)En 1517 el sacerdote Johann Pauli publicó en Estrasburgo los sermones de Johann von Kayserberg Geiler, bajo el título general de Die Emeis. En ese primer tratado sobre brujería íntegramente escrito en alemán hay un curioso sermón, que recoge Sabine Baring- Gould, dedicado a los hombres lobos:

¿Qué diremos de los hombres lobo, puesto que hay hombres lobo que merodean alrededor de los pueblos, devorando a hombres y a niños? Como dice la gente, van a toda carrera, lastimando a los hombres, y se los llama ber-wolff o wer-wolff. ¿Me preguntáis si sé sobre ellos?. Respondo que sí. Aparentemente son lobos que atrapan a hombres y a niños, y eso ocurre en siete circunstancias:

1.Esuriem (Hambre)
2.Rabiem (Salvajismo)
3.Senectutem (Ancianidad)
4.Experientiam (Experiencia)
5.Insaniem (Locura)
6.Diabolum (El Diablo)
7.Deum (Dios)

La primera circunstancia se da por hambre. Cuando los lobos no encuentran nada que comer en los bosques, tienen que acercarse a la gente y se la comen, si el hambre los lleva a ellos. Se ve bien, cuando hace mucho frío, que los venados se acercan a los pueblos en busca de comida y las aves llegan hasta los comedores buscando con qué alimentarse.

En la segunda circunstancia, los lobos se comen a los niños por su salvajismo innato, puesto que son salvajes. Su salvajismo se despierta en primer lugar por su condición. Los lobos que viven en sitios fríos son más pequeños y más salvajes que los otros lobos. En segundo lugar, su salvajismo depende de la estación: son más salvajes cerca de febrero que en cualquier otra época del año, y los hombres, en ese momento más que en cualquier otro, deben tener más cuidado con ellos. (...) En tercer lugar, su salvajismo depende de si tiene cachorros. Cuando los lobos tienen cachorros, son más salvajes que cuando no los tienen. Eso se comprueba con todos los animales. Cuando tiene polluelos, el pato salvaje hace un gran alboroto. Y los gatos luchan por sus gatitos; los lobos se comportan igual.

En la tercera circunstancia, el lobo causa daños por su edad. Cuando es viejo, es débil y frágil en las praderas, de manera que no puede correr lo suficientemente rápido como para atrapar ciervos y, por lo tanto, destroza a los hombres a quienes puede atrapar más fácilmente que a los animales salvajes. También desgarra más fácilmente a los niños y a los hombres que a las bestias salvajes por sus dientes., dado que éstos se le rompen cuando es muy viejo; eso mismo se ve en las viejas: los últimos dientes le bailan, y apenas les queda alguno en las bocas, que abre para que los hombres los alimenten con comestibles machacados y guisados.

En la cuarta circunstancia, el daño que causan los hombres lobo viene de la experiencia. Se dice que la carne humana es más dulce que cualquier otra carne; por lo tanto, una vez que un lobo ha probado carne humana, desea volver a hacerlo. De manera que se comporta como un viejo borracho, que, cuando conoce el mejor vino, no se lo engañará con uno de calidad inferior.

En la quinta circunstancia, el daño viene de la ignorancia. Cuando un perro está rabioso, no tiene consideración y muerde a todo hombre; no reconoce a su propio amo. ¿Y qué es un lobo, sino un perro salvaje rabioso y carente de consideraciones?

La sexta circunstancia tiene que ver con el Diablo, quien se transforma y toma la apariencia de un lobo. Eso escribe Vicentius en su Speculum Historiale, habiéndolo tomado de Valerius Maximus en la guerra púnica. Cuando los romanos lucharon contra los hombres de África, mientras el capitán dormía, llegó un lobo y le sacó la espada. Ése era el Diablo, bajo la forma de lobo. Lo mismo escribe Guillaume de París: que el lobo matará y devorará niños, y lo hará causando el mayor daño. Había un hombre que tuvo la fantasía de que era un lobo. Y más tarde lo encontraron en el bosque, muerto de hambre.

En la séptima circunstancia, el daño viene por orden de Dios. Porque Dios a veces castigará a ciertas tierras y pueblos con lobos. Es lo que leemos sobre Eliseo, cuando éste quería subir a la montaña en Jérico y unos malos muchachos se rieron de él diciéndole: “¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!” ¿Qué fue lo que ocurrió?. Eliseo los maldijó. Salieron entonces dos osos del monte y destrozaron a cuarenta y dos niños. Fue por orden de Dios
(...)

(Extraído de Licantropía. Historias de hombres lobo en Occidente, de Jorge Fondebrider, editado por Adriana Hidalgo)

2 Comments:

Blogger efe said...

Ambos posts son maravillosos.
Espero que no seas sorete y que postees regularmente.
¿Que soy un grosero? Sí. Pero soy encantadoramente grosero.

Eso.
Nada más.

1:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

de corazon camarada, este post me voló la cabeza.
Con este post y el crap kraft dinner de Hot Chip empiezo a cranear "Toque Invisible".
Gracias x esto y mil cosas mas.
Soy un eterno deudor.

10:04 a. m.  

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